Escándalo en la UBA: Autoridades se negaron a pedir por la aparición con vida de Santiago Maldonado

La Facultad de Derecho de la UBA presenció un escándalo cuando su Consejo Directivo, que responde al oficialista Cambiemos, se negó a pronunciarse a favor de la aparición con vida de Santiago Maldonado
La censura estuvo avalada por varias de las autoridades y candidatos del oficialismo. Ni siquiera se adhirieron al comunicado del Consejo Superior de la Universidad, emitido el mismo día.
En la reunión del martes del órgano colegiado de la casa de altos estudios legales, uno de los miembros pidió una declaración institucional de apoyo y preocupación sobre el paradero y la necesidad de la aparición con vida del joven de 28 años llevado por la Gendarmería hace un mes.
Algunos de los presentes relataron que la reunión de los 16 consejeros no estuvo presidida por la titular, la radical Mónica Pinto, sino por Alberto Bueres, el segundo de la facultad y candidato a decano por Franja Morada en las elecciones del 12, 13 y 14 de septiembre.
Cuando se sometió a votación la propuesta llevada por el consejero de La Cámpora en graduados, tuvo el apoyo de la mayoría de los representantes del claustro estudiantil, pero la negativa de los otros de graduados y de los ocho delegados de docentes.
Las autoridades intentaron proponer, en cambio, que la moción sea analizada en comisión, un eufemismo para archivar el reclamo.
Entre los 11 oficialistas que rechazaron el reclamo estuvieron el candidato a vicedecano Marcelo Gebhardt, además del camarista civil Oscar Ameal, el actual rector de la Universidad de la Defensa (del Ministerio de Defensa) Gonzalo Álvarez, el ex procurador de Tesoro Ernesto Marcer, todos ellos integrantes de la lista de Bueres para el Consejo Directivo de la facultad.
Que las autoridades de la institución formadora de abogados se niegue a exigir la aparición con vida de Maldonado luego de que fuera desaparecido por las fuerzas de seguridad nacionales generó ira entre los estudiantes.
Se retiraron del salón a los gritos acusando a los consejeros de tener sus manos “machadas de sangre”.