Finlandia ya tenía todo previsto hace décadas para combatir el coronavirus

A diferencia de gran parte de los países del mundo, en Finlandia no escasean los respiradores, mascarillas, ni guantes de protección para hacer frente a la pandemia de coronavirus.
Gracias al acopio de material (médico, energético y alimentario) que el país nórdico lleva haciendo poco a poco desde los años de la Guerra Fría en lugares secretos a lo largo y ancho del país, hoy no le faltan respiradores, ni material quirúrgico, guantes o batas de protección.

El empeño en mantener a raya a los fantasmas de la ocupación rusa, ha logrado que el país nórdico se encuentre bien preparado para poder afrontar la crisis sanitaria.
Rusia, país con el que comparte una frontera de 1.300 kilómetros, ocupó el país nórdico en 1939, es por eso que Finlandia lleva décadas desarrollando y entrenándose en extensos planes de contingencia ante cualquier tipo de crisis; bélica, climática, informática e incluso sanitaria.

Pese a que normalmente estos ejercicios estaban principalmente enfocados a una potencial invasión o injerencia de una fuerza extranjera, ha sido un virus el que finalmente ha activado toda esa maquinaria de supervivencia que llevan acopiando desde hace más de 30 años.
Hemos tomado una decisión histórica
“Hemos tomado una decisión histórica”, afirmó Päivi Sillanaukee, directora general del Ministerio de Asuntos Sociales y Salud, el pasado 23 de marzo, cuando anunció que el Gobierno socialdemócrata recurriría a la infraestructura del Centro Nacional de Abastecimiento de Emergencia (NESA) en esta crisis, mientras se confinaba a la población para luchar contra la Covid-19.

El país ha decidido abrir así por primera vez los almacenes de este centro para que a los más de cinco millones de finlandeses (2.605 infectados por coronavirus y 42 fallecidos) no les falte lo básico durante la pandemia. NESA cuenta con un presupuesto aproximado de 1.200 millones de euros y se financia mayoritariamente de los impuestos a la energía.
Jyrki Hakola, jefe del NESA, sostuvo en una entrevista al diario Helsingin Sanomat que esta red de material de emergencia es única en Europa. Suecia también tuvo este tipo de infraestructuras durante la Guerra Fría, pero en los años noventa, tras la caída de la Unión Soviética (URSS), se deshizo de ellas.
Finlandia, sin embargo, continuó llenando estos almacenes con productos de todo tipo: petróleo para subsistir durante al menos cinco meses; cereales, para alimentar a toda la población durante al menos medio año; agujas y jeringas desechables; cánulas intravenosas; dispositivos de transfusión de sangre y otros líquidos, vías para intubación; catéteres de todo tipo.