Droga inyectable para la obesidad estará disponible en Argentina

La droga semaglutida fue diseñada originalmente para el tratamiento de la diabetes tipo 2, comercializada bajo el nombre Ozempic™ (en dosis inyectables de 0,25; 0,5 y 1 miligramo). Luego también fue aprobada para el tratamiento de la obesidad, comercializada bajo el nombre Wegovy™ (semaglutida inyectable de 2,4 mg) en Estados Unidos, Europa y varios países de Asia.

Hasta ahora, en Argentina sólo estaba autorizada Ozempic™ para pacientes con diabetes tipo 2.

La novedad es que fuentes de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT ) revelaron que Wegovy™ fue autorizada en el país para el tratamiento de la obesidad.

Aprobado en las últimas horas en Argentina y la ANMAT reveló detalles de la autorización, aunque aún no fue publicado en el Boletín Oficial.

Las dos presentaciones de la semaglutida, Ozempic™ y Wegovy™, son desarrollos del laboratorio Novo Nordisk, que hasta el momento no hizo declaraciones sobre la autorización.

Fuentes de la ANMAT revelaron que la autorización del fármaco tiene sus especificidades: debe ser prescripto junto con un plan de alimentación de bajas calorías y un incremento del ejercicio físico para controlar el peso corporal.

Wegovy™ está indicado para adultos con un índice de masa corporal (IMC) inicial de superior a 30 (obesidad), o entre 27 y 30 (sobrepeso) en presencia de al menos una comorbilidad relacionada con el peso, por ejemplo, alteraciones de la glucemia (prediabetes o diabetes mellitus tipo 2), hipertensión, dislipidemia, apnea obstructiva del sueño o enfermedad cardiovascular.

Cómo actúan Ozempic™ y Wegovy™

La semaglutida tiene efectos similares a los de la hormona humana GLP-1 (péptido 1 parecido al glucagón). En el páncreas, el GLP-1 aumenta la capacidad de respuesta ante los cambios en la glucemia.

Cuando la glucosa comienza a aumentar después de una comida, la semaglutida -que imita a esta hormona humana- incentiva al cuerpo a generar más insulina. Esta insulina adicional contribuye a disminuir los niveles de glucosa.

Pero este mecanismo no es sólo un proceso del sistema digestivo, el deseo de comer y la sensación de saciedad también tienen un anclaje en los circuitos cerebrales, un sofisticado mecanismo que pone en juego a nuestros neurotransmisores cuando estamos ante un plato de comida.

Por eso, además de impactar en la producción de insulina del organismo, estos fármacos al imitar los efectos del GLP-1 -la hormona que el organismo libera en el intestino después de comer y actúa sobre los receptores del cerebro que controlan el apetito y la saciedad- propician una menor ingesta de alimentos y la consecuente pérdida de peso.

Esto significa que uno de sus grandes efectos es inhibir el apetito.

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