Latinoamérica en la encrucijada: “La fragmentación regional nos hace más vulnerables”

Presidentes de América Latina y el Caribe se reunieron virtualmente para enfrentar en conjunto las consecuencias desatadas por el coronavirus. Convocados por el jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, participaron sus pares de Argentina, Barbados, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Perú, Paraguay, República Dominicana y Uruguay. Además, estuvieron representados el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y organismos económicos de la región.
En la Conferencia de Alto Nivel “Juntos por una respuesta para América Latina y el Caribe ante la COVID-19”, el mandatario de España llamó a conformar una coalición que impulse la articulación de instrumentos de apoyo en finanzas, salud y protección social. Por el momento, los Gobiernos latinoamericanos suscribieron a una Declaración conjunta para “adoptar un enfoque innovador y ambicioso que permita mitigar el impacto de esta crisis”.
Durante el encuentro, Alberto Fernández señaló: “Si no actuamos juntos, la pandemia del desempleo, la desigualdad, la pobreza y el hambre se expandirá por la región con la voracidad de un virus contagioso”. Y enfatizó: “Debemos apoyar el alivio inmediato de la deuda de los países más pobres del planeta”. Asimismo, propuso la creación de un Comité Global para el Manejo de Crisis, cuya misión sería el intercambio de información y la coordinación de medidas.
Para entender el presente y el futuro de Latinoamérica a partir de la reunión, Noticias en Red habló con Bernabé Malacalza, investigador internacionalista del CONICET con sede de trabajo en el Departamento de Economía y Administración de la Universidad Nacional de Quilmes.
¿Por qué la región no puede coordinar una reunión por sí misma? ¿Qué chances de efectivizar la cooperación hay entre países gobernados por tendencias variadas?
Hay una cuestión novedosa en la región y es la llegada de un Gobierno de extrema de derecha reaccionario en Brasil. Esto es disruptivo, más allá de que la crisis del regionalismo suramericano era preexistente. Hoy la fragmentación regional nos hace más vulnerables. Las chances de efectividad de la cooperación dependen de diplomacias presidenciales que la habiliten y de políticas exteriores que estén orientadas por el pragmatismo antes que por la hiperideologización. Los nacionalismos reaccionarios son anticooperación. Frente a ello, hay que fortalecer el multilateralismo. Ante la negación, afirmación.

¿Qué capacidad de respuesta regional a la crisis existe a casi cuatro meses de la llegada del virus a Latinoamérica?
Hay respuestas en los niveles técnicos de la baja política y en algunos regionalismos. En Centroamérica y el Caribe, el SICA (Sistema de la Integración Centroamericana) y el CARICOM (Comunidad del Caribe) tienen vasta experiencia en gestión de riesgos y crisis humanitarias. Están trabajando muy bien. La OPS (Organización Panamericana de la Salud) tiene una red muy amplia y activa. En Sudamérica, padecemos el vacío de la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) y el Consejo Suramericano de Salud. Su desmantelamiento nos deja huérfanos de una agenda de bienestar y vigilancia epidemiológica.
¿Cómo deben entenderse las ausencias de Brasil y de México? ¿Por qué la región necesita de ellos?
Brasil niega la pandemia, es negador del multilateralismo y de la ciencia. El proyecto de política exterior de Bolsonaro es convertir a Brasil en un paria internacional. La ausencia de México tiene que ver con que se trataba de una reunión presidencial y (el mandatario mexicano) Andrés Manuel López Obrador es reacio a la participación en foros internacionales. Su canciller (Marcelo) Ebrard es más activo.
Ante las ausencias de Brasil y México, ¿qué desafío se le presenta a la Argentina en la región?
Argentina ocupará un lugar en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas y presidirá el Comité de Cooperación Sur-Sur de las Naciones Unidas. Esto es una continuidad en la política exterior del país: la defensa del multilateralismo y de la cooperación Sur-Sur. El país organizó en marzo de 2019 la conferencia de las Naciones Unidas en esta materia. Un argentino (Jorge Chediek) preside la Oficina de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de dejar fuera de las conversaciones regionales a Venezuela?
Sin Maduro, se juntan nueve presidentes. Con Maduro, ninguno. Venezuela necesita del diálogo de todas las partes. Noruega propuso ser intermediario. Esas conversaciones tienen que seguir.
¿Qué puede aportar Cuba a la región en materia sanitaria?
Cuba es una referencia internacional. Coopera en Asia, en África, en la región y hasta en Europa. Su diplomacia sanitaria ha sido reconocida incluso por el Gobierno de EE. UU. (John Kerry, exsecretario de Estado) en su lucha contra el ébola.